No vamos a enseñarte nada.
Con este título, Antonio Oñate y yo nos lanzamos a realizar una acción especialmente pensada para los alumnos de 2º de Gráfica Publicitaria de la Escuela de Arte de Jerez. Un encuentro que ojalá se convierta, con los años, en tradición.
El poder de los encuentros.
Pasar por la Escuela de Arte de Jerez es una experiencia única. Al menos, para Antonio Oñate y para mí lo ha sido. Por eso, este pasado viernes volvimos a las aulas (aunque esta vez no como alumnos) para seguir disfrutando del ambiente tan creativo de nuestra peculiar escuela.
Gracias a la colaboración de los profesores Miryam Mancebo y Rubén Corrales, pudimos organizar una intervención con los alumnos de segundo de Gráfica Publicitaria, ¡en la que realmente hicimos lo que nos dió la gana!
Antonio y yo nos sentimos con la libertad de hacer una presentación poco formal, pero eso sí, muy trabajada, divertida y pensada para un público tremendamente exigente: nuestros yoes de hace un año. Organizamos el discurso que nos hubiera gustado escuchar cuando nos dábamos chocazos para aprobar las asignaturas…y se nos venía encima el tener que buscar trabajo.
Una presentación cargada de intenciones.
Cuando nos planteamos realizar este encuentro, no teníamos muy claro qué queríamos decir a los alumnos, cuál era realmente nuestro objetivo con esta intervención. Sin embargo había algo en nosotros que nos empujaba a querer decir cosas. Esas cosas que pulsaban en nosotros se fueron convirtiendo con los días en mensajes muy concretos, casi eslóganes, que dieron forma y estructura a esta charla/coloquio.
Hablamos sobre la importancia de los procesos en el ejercicio creativo, la relevancia que tiene el trabajo en grupo y sobre todo hablamos de curro y de dinero.
Lo más importante es lo más importante.
Y aunque parece una obviedad, con mucha facilidad lo olvidamos. Desde el principio quisimos orientar nuestra presentación hacia la creación de un momento divertido. Llenamos nuestras diapos de monos; esos seres salvajes que tanto se nos parecen pero que tan lejos vemos de nosotros. Quisimos decir con esto que lo más importante en este (y en todos los oficios) es divertirse. Ser como un mono; aprender a hacer cosas, hacerlas, imitar, copiar, colaborar con otros…pero sobre todo, dejar fluir el lado salvaje que nos conecta con los instintos y la diversión animal.